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20 de noviembre de 2024 | 10:39Grupo de Acción por los Cisnes: a 20 años del movimiento ciudadano que marcó la protección ambiental en Chile
Este artículo explora las historias, desde distintas veredas, que han trazado un legado de lucha y esperanza por la cuenca del río San Pedro - Valdivia, en la Región de Los Ríos.
Diversas noticias han levantado la preocupación de habitantes de Valdivia y del país, ante focos de contaminación del río Calle Calle en Valdivia.
Ante estos hechos, es inevitable recordar las fuertes imágenes que acompañaron la muerte de los cisnes de cuello negro en 2004, una especie emblemática para los habitantes de Valdivia.
Uno de los peores desastres ecológicos del país, ocurrido en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, dio origen a un movimiento ciudadano que ha dejado importantes huellas en diversas generaciones de activistas, académicos y amantes de la naturaleza.
Este es el Grupo de Acción por los Cisnes que señaló en diversas ocasiones que la planta de celulosa Arauco, Ex Celulosa Arauco y Constitución o Celco, era la principal responsable, debido a los vertidos de residuos industriales que afectaron gravemente la calidad del agua.
Posteriormente, diversos estudios de la Universidad Austral de Chile, evidenciaron que la desaparición del luchecillo, una planta acuática esencial para la alimentación de los cisnes de cuello negro, resultó en la muerte de miles de ejemplares.
Una disminución que a todas luces apuntaba de responsable a la contaminación del río, por parte de Celulosa Arauco.
Tal como evidencia, “Ciudad de Papel”, para muchos uno de los mejores documentales ambientales del país, el Estado no sólo no fue capaz de abordar los desafíos de política pública con la urgencia que requería un desastre de esta magnitud, sino que la falta de celeridad benefició a la empresa contaminante.
Grupo de Acción por los Cisnes
En respuesta a esta crisis, un grupo de ciudadanos preocupados se unió para formar el Grupo de Acción por los Cisnes. Su objetivo principal era proteger el santuario y restaurar el ecosistema rivereño.
Desde sus inicios, el grupo llevó a cabo una serie de acciones significativas para lograr la restauración del humedal, entre las que se encontraron acciones legales, sensibilización comunitaria y una fuerte movilización ciudadana poniendo el tema en el centro del debate público.
Los principales elementos que destacó en este movimiento, fue la capacidad de articulación entre distintos sectores y actores. Diversas voces, edades y profesiones se unieron frente a un propósito común: la protección de los cisnes de cuello negro y su santuario.
Uno de los grandes logros de este movimiento, fue la demanda que el Consejo de Defensa del Estado (CDE) presentó en 2005 en representación de los afectados, y después de años de investigación, la Corte Suprema de Chile falló en 2014 a favor del CDE, condenando a Celco a pagar una compensación por $5.200 millones por los daños causados al ecosistema.
Como señala, el actual presidente del Consejo Consultivo del Santuario de la Naturaleza Río Cruces, José “Pepe” Araya, “este fallo sentó un precedente importante en la justicia ambiental del país y subrayó la responsabilidad de la empresa en la crisis ambiental”.
La crisis del río Cruces también puso de manifiesto las deficiencias del sistema institucional ambiental en Chile.
Gracias a ello no sólo se llevaron a cabo reformas importantes, como la creación de una Superintendencia de Medio Ambiente con mayores poderes de fiscalización, sino que se impulsaron modificaciones estructurales a la institucionalidad ambiental, a través del Sistema de Evaluación Ambiental y la promoción de la Ley de Humedales Urbanos, entre otras iniciativa.
Actualmente, Valdivia se propone como la primera ciudad humedal de Latinoamérica ante la convención internacional Ramsar, fortaleciendo su compromiso por el cuidado de estos ecosistemas y promoviendo el turismo de fines especiales y las economías locales.
Protección del río San Pedro
A estas historias de éxito se le suman la protección del río San Pedro, que actualmente pone en el debate público un tema no resuelto por la institucionalidad ¿Qué sucede cuando un proyecto hidroeléctrico desiste? ¿Quién es responsable del desmantelamiento de las obras sin terminar?.
Desde 2007, las comunidades de la Región de Los Ríos, de cordillera a mar, han luchado para proteger el río San Pedro ante proyectos hidroeléctricos que amenazan su curso.
Sus esfuerzos dieron frutos en 2022 con la retirada de la empresa Colbún S.A., que abrió la puerta a la comunidad para impulsar la declaración del río San Pedro como Santuario de la Naturaleza, acompañadas de la Asociación de Municipalidades Paisaje de Conservación para la Biodiversidad de la Región de Los Ríos, Fundación Plantae y la Cooperativa Calahuala.
Sin embargo, la responsabilidad sobre el futuro de esas faenas es un tema aún sin resolver.
El presidente de Fundación Plantae, Camilo Hornauer, destacó que los años de defensa del río han abierto una etapa de cuidado y protección.
"Se transiciona de la lucha a la protección para evitar que futuras amenazas se instalen en el territorio y en el río. Dada la pristinidad de la región, cuando las comunidades toman la bandera de la protección de su entorno con un objetivo común y se logra la coordinación de los actores los resultados pueden ser gigantes”, señaló.
Como se suele señalar, “una chispa de esperanza es más poderosa que un océano de desesperación”. Por ello, “Somos Cuenca; creando los puentes para la colaboración” comenzó un nuevo viaje, esta vez en la cuenca del Wazalafken (San Pedro - Valdivia).
Impulsado por la ONG de deportistas Bestias del Sur Salvaje, este proyecto multidisciplinario, se ha convertido en una iniciativa ciudadana innovadora basada en la colaboración, en la que se articulan una centena de reconocidas organizaciones nacionales e internacionales.
Sin lugar a dudas, la Región de los Ríos es un inspirador caso de éxito, de cómo la articulación comunitaria a escala de cuenca y el trabajo colectivo, han sido capaces de situar en esta zona algunos de los mayores logros de la historia socioambiental del país.
En este contexto, la conmemoración de estos 20 años de lucha no es solo un recordatorio de los desafíos del pasado, sino también una oportunidad para mirar hacia el futuro con esperanza y determinación.
Por: Paulo Urrutia Barceló