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Por Valentina Cortés Lehuei , 10 de abril de 2025 | 12:05Deporte y concientización se unen por la defensa del río Biobío ante proyecto Central Rucalhue

Más de 100 personas utilizaron el agua como forma de manifestación, ante el avance de la cuestionada hidroeléctrica.
Como una forma de protesta pacífica ante la amenaza de la Central Rucalhue, habitantes de Alto Biobío y también de otras regiones se unieron en el deporte acuático como un símbolo de resistencia con la actividad “Fluyamos como el río Biobío”.
Esta actividad reunió a más de 100 personas en balsas y kayaks para recorrer alrededor de 17 km de descenso, para visibilizar el rechazo al proyecto hidroeléctrico que se convertiría en la cuarta intervención de este tipo en el Biobío y que ha sido duramente cuestionada por sus impactos ecológicos, socioculturales y económicos.
La aprobación por parte de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) para el inicio de las faenas del proyecto situado en el río Biobío en octubre del 2024, encendió alarmas entre comunidades locales, expertos ambientales y organizaciones de defensa territorial.
“El río es nuestra vida, nuestra historia y nuestro futuro. Navegarlo es nuestra forma de decir que no estamos dispuestos a perderlo”, expresaron los participantes de la actividad.
La cofundadora de la escuela cultural ambiental deportiva Kayakimün y participante de la actividad, Sonia Flores Bustos, quien enfatizó la importancia del río como un ser vivo que mantiene el equilibrio ecológico y cultural del territorio pehuenche.
“Cuando un río es intervenido, sufre como un cuerpo al que se le impide fluir. El Biobío ya ha sido profundamente alterado y esta nueva represa sólo agudiza el daño”, afirmó.

Proyecto controversial
El proyecto contempla la tala de bosque nativo, afectando especies protegidas y alterando el ciclo natural del agua.
El ingeniero civil hidráulico y coordinador del área hidrológica de la Fundación Manzana Verde, Esteban Flores Altenhoff, explicó que la construcción de la central generará cambios drásticos en el ecosistema del río, impactando la biodiversidad y la calidad del agua.
“Las represas interrumpen el flujo natural del río, afectan la migración de peces, alteran la sedimentación y cambian la temperatura del agua, lo que repercute en toda la cadena trófica”, explicó
Además, destacó que la alteración del flujo de sedimentos generará un fenómeno conocido como "aguas hambrientas", que provoca erosión acelerada en las riberas y afecta la estabilidad del ecosistema.
La aprobación de Conaf ha sido cuestionada por su falta de consideración de tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT, que protege los derechos de los pueblos indígenas y su relación con el territorio.
En este sentido, diversas organizaciones incluidas autoridades tradicionales mapuche-pehuenche y colectivos de defensa ambiental, han interpuesto recursos legales para detener el avance de la central.
Desde la Fundación Manzana Verde y la Red de Monitoreo Comunitario de Aguas, se han impulsado acciones de monitoreo ciudadano para recopilar datos sobre el impacto del proyecto.
Otro punto destacado por el coordinador del área hidrológica de la Fundación Manzana Verde, Esteban Flores Altenhoff, es la errada justificación del impulso económico que el proyecto le daría a la región, afirmando que las experiencias previas con centrales hidroeléctricas en el Biobío muestran una realidad distinta.
“Se promete empleo y desarrollo, pero la mayoría de los puestos de trabajo son temporales y, una vez finalizada la obra, las comunidades quedan sin beneficios reales y con un territorio deteriorado”, señaló.
Las comunidades y organizaciones defensoras del Biobío hicieron un llamado a la ciudadanía y a las autoridades a detener el avance de la Central Rucalhue y replantear la política energética del país.