El futuro no es sustentable, es regenerativo

"Una empresa regenerativa no sólo se dedica a mitigar riesgo, sino que asume el compromiso de aumentar el bien común, al regenerar la salud de las personas, las comunidades y el planeta", nos dice María Prieto, fundadora de Kombuchacha, en esta columna.

Desde hace ya algún tiempo la discusión en torno a la sustentabilidad ha tomado mayor relevancia. Una excelente noticia, sin duda, para todos los que venimos hace décadas trabajando por promover y gestionar nuevas conductas en pro del medio ambiente y la sociedad, tanto a nivel personal como empresarial. Si bien en ciertas latitudes estas materias han avanzado con más fuerza, Chile no se ha quedado atrás y ha impulsado diferentes políticas públicas que, en mayor o menor medida, han dado paso a estilos de vida más conscientes. 

Sin embargo, y afortunadamente, estamos frente a una ciudadanía cada vez más empoderada, preocupada por el futuro del planeta y ante todo exigente. Así lo reflejó la reciente encuesta nacional de medio ambiente, arrojando que el 64% de los chilenos cree que el país no avanza en estos aspectos y 7 de cada 10 personas considera que el cambio climático es producido, principalmente, por la actividad humana. 

Es esa misma ciudadanía la que nos pone todos los días a prueba, inspirándonos a ir por más. En Kombuchacha nos enorgullece decir que somos la primera kombucha certificada orgánica en Chile, que somos 100% naturales, que nos hemos trazado importantes metas a la hora de hacer una empresa 100% justa, incluyendo a nuestros proveedores y que el bienestar de las personas, consumidores, trabajadores y productores, ha sido y será siempre nuestro norte. Pero eso no es suficiente, y lo sabemos. Por eso, hoy nos atrevemos a decir que para nosotros el futuro no es sustentable, sino regenerativo, y ese será el principio rector de todas nuestras acciones de cara al futuro. 

Porque una empresa regenerativa no sólo se dedica a mitigar riesgo, sino que asume el compromiso de aumentar el bien común, al regenerar la salud de las personas, las comunidades y el planeta, aprovechando al máximo, y de buena forma, los recursos existentes y generando el más alto valor de todos los integrantes de la cadena, desde aquel que trabaja en los campos hasta el que nos compra y comparte Kombuchacha con su familia en casa. 

Y la contingencia actual, con todo el dolor que ha generado en tantas personas, la hemos tomado también como una oportunidad. Una empresa regenerativa como la nuestra se sabe adaptar a una crisis sanitaria sin precedentes, como esta, garantizando un producto que refuerce la salud de las persona y fomente un estilo de vida más saludable, consciente y a precios más asequibles. 

No puedo desconocer que no ha sido fácil, pero estamos convencidos, y más que nunca, de la relevancia de seguir creciendo en el modelo de triple regeneración, donde cuidamos a cada una de las partes interesadas por igual, gracias a una estructura que desarrollamos específicamente para esos fines, con distintas áreas que tienen foco en el bienestar de cada uno de los involucrados en la producción de Kombuchacha y con metas específicas.

Es lindo mirar atrás y ver que el camino recorrido nos ha traído hasta este punto, que Kombuchacha ha crecido sin transar sus valores, que hemos reforzado aquello en lo que creíamos hace décadas y que estamos marcando tendencias. Pero más lindo es mirar al futuro y saber que todo el esfuerzo valdrá la pena, porque habremos generado un impacto y habremos contribuido, aunque sea con un aporte humilde, a construir un mundo más afortunado.