Columna de Opinión
Por Roberto Gaete , 26 de mayo de 2021Campaña política “Zero Waste”, una forma coherente de promover el bienestar de la Humanidad
“Es momento de reflexionar sobre este tema y hacer un cambio en las campañas políticas futuras: Una campaña que dura un par de meses no puede terminar en miles o millones de toneladas de basura que contaminarán por mil años la naturaleza”, nos dice Patricia Breit en esta columna
Quiero compartir con ustedes mi visión como diseñadora de empresas y proyectos sostenibles, sobre las campañas publicitarias de la calle. Hace menos de 15 días, en todo el país -exceptuando Isla de Pascua-, se podían apreciar en todas las cuadras y avenidas, en algunas casas particulares y paredes de edificios; letreros y palomas de PVC como material de apoyo publicitario para las candidaturas electorales. Frente a esto, sería interesante saber, ¿es tan efectivo este tipo de publicidad que genera millones de toneladas de basura proveniente del plástico?, ¿cómo proyectaron la gestión de residuos de este material?
Qué es el PVC
“El PVC es policloruro de vinilo, un polímero termoplástico que se convierte en el termoplástico más versátil si se añaden varios aditivos a su composición. La resistencia que consigue permite que el PVC se utilice en todo tipo de sectores; de hecho, es el segundo plástico más utilizado en el mundo sólo por detrás del polietileno”.
Con esta pequeña definición de PVC, donde dice “…es el segundo plástico más utilizado en el mundo”, hay información suficiente para obtener algunas conclusiones y sabiendo que hoy la industria del plástico es la primera más contaminante del planeta; la decisión de usar este material para una campaña publicitaria, es inconsecuente con las buenas prácticas ecológicas, sino contemplan una producción, consumo y gestión responsable.
El ver repetitivamente el rostro y nombre de los candidatos en las calles en el formato PVC, aparte de contaminar visualmente las lindas avenidas de una ciudad; tiene un costo alto para el medio ambiente, que no es considerado al momento de decidir en la inversión de publicidad. Este es un formato publicitario que no es medible en obtención de resultados concretos. ¿Cómo saber cuántos votos se obtuvieron después de tener plástico con imágenes en las calles? Una campaña que no comunica contenido y que dura un par de meses, no puede terminar en miles o millones de toneladas de basura que contaminará por mil años la naturaleza.
Un consumidor responsable decide consciente y es coherente, busca soluciones sostenibles que permitan una gestión de residuos; para esto es importante considerar sus costos e invertir en reutilizar generando impacto en la sociedad; empleo, por ejemplo. No se trata de “donar la basura” para que otros se hagan cargo; es ser responsable con el diseño de una campaña, donde considero el cómo reutilizo y tengo trazabilidad, medible, justificable y cuantificable de mi basura, pagando también por eso.
Es momento de reflexionar sobre los diseños y estrategias a futuro; considerar la forma más justa pensando en los Derechos de la Naturaleza, que son nuestros derechos también; porque somos parte de ella. ¿Para qué esperar que prohíban por ley el uso de estos materiales, si ya con la información que manejamos es suficiente para decidir y cambiar nuestros hábitos de consumo?
Las campañas con carteles sólo suman incoherencia para el bien de los seres humanos. Hoy existen las campañas digitales que son medibles y podemos decidir a quién y a cuántos llegar con nuestro mensaje, obteniendo resultados concretos, eficientes y libres de basura. ¿Qué justificación tiene entonces la anterior forma?
La invitación es tener voluntad de generar impactos positivos con nuestras acciones de consumo y evaluar con toda la información necesaria para tomar decisiones.