Empresas y futuro regenerativo

En esta columna, María Prieto, fundadora de Kombuchacha, reflexiona sobre la COP 26 y la necesidad de tomar acción de manera individual.

Imaginar una sala llena de líderes políticos y privados buscando consenso en las negociaciones que influirán en el futuro del planeta, es sin duda una experiencia emocionante, digna de admiración por todas las partes involucradas. Desde la logística, los traductores, los protocolos Covid y sin desmerecer el esfuerzo de cada participante por estar presente y buscar el diálogo y las soluciones. La COP26, de Glasgow, Escocia; que se iba a llevar a cabo en Chile, fue una COP emocionante en particular para los emprendedores con visión social y ambiental, como es nuestra empresa. 

Fue una de las convenciones que más ha convocado al sector privado en la historia, con énfasis en el poder de acción de los individuos, del sector financiero y las empresas de todos los tamaños. Este enfoque resonaba fuerte en nuestra empresa, pues es la sensación de responsabilidad y poder de cambio que nos motiva desde nuestros inicios y sentir que el compromiso se extendía por el planeta nos da fuerza. 

Más allá de las noticias, portadas, acuerdos y desacuerdos; lo cierto es que cuando se pone el desarrollo sostenible (y esperamos el regenerativo) en el horizonte, se suele adjudicar la responsabilidad a los Gobiernos, la sociedad civil e incluso los consumidores, olvidando en ocasiones una pieza clave que es el papel que debemos cumplir las empresas en este enorme desafío. Para bien o para mal, soy una optimista y pienso, o quiero pensar, que con pequeños pasos estamos avanzando y lo que vimos en la COP26 es una prueba de ello. El sector privado está tomando conciencia y, lo más importante, está tomando acción. 

¿Se puede hacer más? Sin duda ¿Debimos actuar antes? Por supuesto que sí. Podríamos analizar con frustración cada COP pasada y sus fracasos, y como hoy siguen relevantes las soluciones que planteaba Gro Harlem Burtland, en el famoso “Reporte Burtland” de 1987. Pero se siente que desde ahora vienen más acciones concretas y esto alimenta la esperanza. Es clave mirar al futuro estableciendo compromisos y eso está ocurriendo. Y citando a Burtland: “No podemos lograr seguridad ambiental y desarrollo humano, sin antes hacernos cargo de los asuntos básicos en temas de salud y nutrición”. 

Desde Kombuchacha nos enorgullece poder decir que, desde nuestro inicio, hace ya más de 3 años, hemos mantenido firme nuestro propósito de regenerar la salud del planeta y las personas. Y hoy, con satisfacción, vemos los resultados. Nos establecimos en el sur, hemos generado empleos no estacionales en la zona, empoderamos mujeres, nos vinculamos con las comunidades locales y, por cierto, protegemos la biodiversidad eligiendo sólo proveedores certificados orgánicos, lo cual nos permitió obtener la ansiada certificación que además nos hace únicos en Chile. Estoy convencida de que todo suma, de que cada detalle importa, desde el trato y los derechos de quienes trabajan con nosotros hasta la última materia prima que termina por dar vida a una bebida rica, refrescante, vital, 100% justa y 100% natural. 

Nos motivan los desafíos y por eso el 2022 vamos por más: nuevos formatos, nuevos sabores e innovación en pro de un futuro regenerativo. Si bien este 2021 no ha sido fácil para nadie, no bajaremos los brazos. No transaremos en nuestro propósito, no dejaremos de ser agentes de cambio, de marcar pauta, de hacer las cosas diferente y bien. En definitiva, seguiremos trabajando por ser un aporte y tomar un rol activo en la construcción de un mundo mas afortunado.