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Por Valentina Cortés Lehuei , 30 de diciembre de 2024 | 15:00Greenpeace llama a prevenir incendios forestales en esta temporada estival
La organización ambiental entrega recomendaciones a autoridades y ciudadanos para evitar estos siniestros que generan impactos ambientales, sociales y económicos.
Las altas temperaturas no sólo indican la llegada del verano y las vacaciones. Lamentablemente, en los últimos años, también son un indicador certero del inicio de la temporada de incendios.
De hecho, un informe de Naciones Unidas estima un aumento de 14% en los incendios extremos para 2030, lo que se fundamenta en factores climáticos y ambientales críticos.
La geógrafa y vocera de Greenpeace Chile, Silvana Espinosa, explica que entre ellos se cuenta el cambio climático, que juega un rol central al intensificar condiciones como sequías prolongadas, altas temperaturas y baja humedad relativa, que convierten la vegetación en combustible altamente inflamable.
Estas condiciones no sólo prolongan la temporada de incendios, sino que los hacen más severos y difíciles de controlar.
“El cambio en el uso del suelo, por ejemplo, la deforestación para actividades industriales o inmobiliarias, reduce la humedad y elimina la cubierta vegetal que actúa como barrera natural contra el fuego. Adicionalmente, la pérdida de biodiversidad debilita los ecosistemas, haciéndolos más vulnerables al impacto de incendios”, indica Espinosa.
En este sentido, la investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2, Gabriela Azócar, considera que Chile ha mejorado en varios aspectos su capacidad de respuesta y preparación gracias a una mayor disponibilidad de recursos y decretos de emergencia preventiva.
También agrega que en las regiones del Maule, Biobío y La Araucanía, que han sido más impactadas por estos eventos, se ha logrado una mejor coordinación local y colaboración con actores privados.
“Sin embargo, persisten desafíos clave, como invertir más en programas de preparación y prevención y avanzar en el diseño de planes de evacuación específicos para zonas de interfaz urbano-forestal”, destaca.
Recomendaciones
La geógrafa y vocera de Greenpeace Chile, Silvana Espinosa, enfatiza que se debe contar con una normativa que sea capaz de regular la prevención y el combate de los incendios en el país, especialmente en zonas de interfaz urbano-rural, que son las que revisten mayor riesgo.
"El Ejecutivo está empujando un proyecto de ley que avanza en esta materia, que está desde marzo en manos de la Comisión de Agricultura del Senado, pero no está avanzando con la celeridad que se requiere porque nuestras autoridades no le están dando prioridad a su tramitación", señala.
La investigadora del CR2, Gabriela Azócar, coincide con la importancia de contar con una regulación en la materia, considerando que el 99% de los incendios forestales están vinculados a acciones humanas.
“Actualmente, las normativas en discusión, como la Ley de Prevención de Incendios Forestales, se enfocan principalmente en regular predios, delimitar y normar las zonas de interfaz urbano-forestal, lo cual es muy necesario. Sin embargo, existe un vacío significativo en cuanto a la posibilidad de generar programas específicos de preparación y prevención dirigidos a personas y comunidades”, declara, complementando que son necesarias sanciones más rigurosas.
Además, enfatiza que los gobiernos locales deben fomentar la participación de las comunidades en el desarrollo de planes locales de prevención y emergencia dado que son ellas las que mejor conocen sus territorios.
“Los ciudadanos estamos llamados a colaborar en la prevención, a denunciar malas prácticas y a educarnos en cómo responder rápidamente ante la ocurrencia de incendios, pero también debemos confiar en las autoridades y en las alertas que estas establezcan para evitar que, ante un incendio, nuestras vidas estén en riesgo”, puntualiza Silvana Espinosa.
Ambas expertas concuerdan en que la colaboración de personas y comunidades también es fundamental en esta materia, evitando prácticas que tengan un alto riesgo de incendios, como arrojar cigarrillos encendidos, hacer fogatas o asados en lugares públicos, que no disponen de las condiciones idóneas y no gestionar correctamente el material inflamable, entre otras.