Columna de Opinión
Por Roberto Gaete , 5 de enero de 2021Los desafíos del 2021
“Todos coinciden en que este debe ser el año de la reactivación. La pregunta es, ¿qué tipo de reactivación tendremos? ¿Será sostenible? ¿Hay espacio para una reactivación de este tipo?", se pregunta el periodista Roberto Gaete Parraguez en esta columna.
Cada inicio de ciclo trae consigo siempre una serie de desafíos y tareas por cumplir. Pero éste, el 2021, trae más que ninguno, para poder sacudirnos del nefasto 2020 y comenzar a palpar la ansiada recuperación.
Sin embargo, la incertidumbre está instalada entre nosotros; porque existen pocas certezas respecto del futuro, porque en gran medida dependemos del éxito del proceso de vacunación masivo que se debe dar a nivel mundial, para efectivamente ser inmunes ante el Covid, y así poder retomar cierta normalidad, lo que empujará la reactivación económica, con todo lo que ello implica.
En consecuencia, como nunca antes dependemos de la efectividad de una vacuna, para volver a gozar de las libertades individuales que habíamos alcanzado y que hasta ahora no valorábamos como era debido.
El 2020 puso en tela de juicio el individualismo que vivíamos, y reinstaló la necesaria solidaridad que debemos tener para vivir en comunidad; más aún en tiempos de fragilidad institucional y de falta de credibilidad y confianza en los líderes que se supone, nos deben marcar el camino.
En contraposición, el 2021 aparece como el año de la sociedad civil, donde las organizaciones con base en el barrio o en colectivos inspirados en ciertas causas; consolidarán su participación, siendo un actor clave sobre todo en el proceso constituyente que se inicia y que marcará transversalmente éste y los años que vendrán.
El 2021 además es histórico, porque por vez primera elegiremos a los gobernadores regionales; una nueva figura que está llamada a empujar la ansiada descentralización que necesitamos como país. Pero ¿cuánto poder efectivamente tendrán? ¿cómo será su relación con el delegado presidencial de turno? ¿influirán más que los parlamentarios? Son sólo algunas de las dudas que hay en el ambiente y que seguramente se despejarán conforme pase el tiempo.
Todos coinciden eso sí, en que este debe ser el año de la reactivación. La pregunta es, ¿qué tipo de reactivación tendremos? ¿Será sostenible? ¿Hay espacio para una reactivación de este tipo? El desafío ciertamente es recuperar los empleos perdidos, pero ¿sólo eso o seremos capaces de recuperar empleos y que éstos sean de calidad?
Es necesario avanzar en nuevas reglas para el mercado laboral; éste debe ser mucho más adaptable a los tiempos actuales, post-pandemia; con mucho teletrabajo y menos movilidad. Lo que no sólo supone un desafío para las jefaturas, al tener que poner en práctica un liderazgo mucho menos autoritario y más horizontal; incentivando el logro de objetivos, por sobre las tareas u horarios. Pero eso demanda también acortar la brecha digital que ha quedado en evidencia con esta pandemia; por lo que resulta necesaria la instalación de fibra óptica por ejemplo, en los sectores rurales; más ahora, que hay un boom por arrancar de la ciudad y vivir en sectores menos densamente poblados.
Nuestros principales sectores productivos gozan de buena salud para el 2021. La industria salmonera observa con optimismo la recuperación de los precios y de la demanda que se advierte en los mercados; y lo mismo ocurre con las industrias de la leche y la carne, que han tenido un buen ciclo.
La construcción, en tanto, ve con esperanza las inversiones anunciadas tanto en las carteras de Obras Públicas como en Vivienda y Urbanismo; en la medida claro, que se sea eficiente en el cumplimiento de los plazos de licitación y de ejecución de las obras; porque la economía se necesita reactivar ahora y no en seis más.
Tema aparte son el comercio y el turismo; dos sectores profundamente golpeados con la pandemia. Para ellos urge activar un plan de incentivos especiales, para que no sigan quebrando emprendimientos sin el respaldo financiero para sobrevivir; toda vez que la luz al final de aquel túnel parece más lejana que para el resto.
Ahora si de desafíos se trata, no es menor lo que ocurre con la informalidad del mercado laboral y con los ambulantes; que de seguro irán en aumento; a los cuales hay que ver cómo dotarlos de cierta estructura que les permita el día de mañana algún grado mayor de formalidad. Porque será ese sector, el que sentirá los efectos más profundos de la crisis económica derivada de la pandemia, que demás está decir, aún no logramos dimensionar con nitidez.
Ahora, no todo será incierto este 2021. Hay al menos tres grandes obras en la Provincia de Llanquihue que se deben comenzar a ejecutar este año, y que son un símbolo de esperanza. Como es la remodelación de Calle Varas y la transformación de la Costanera en Puerto Montt; y la construcción del nuevo Hospital de Puerto Varas; que sumados a inversiones privadas nos ilusionan con un mucho mejor 2021.
En un año plagado de elecciones, el Gobierno ciertamente tiene el desafío de llegar de mejor forma con las ayudas estatales que permitan hacer frente a la crisis; pero también es cierto que no sólo podemos depender de lo que disponga el Gobierno central en esta materia; por lo que es imprescindible que los municipios activen sus propios planes de contingencia para brindar protección a la población, ya no sólo vulnerable; porque esa focalización la suele dar el Estado; y ahora se requiere de un apoyo más transversal, porque la pandemia no ha hecho el distingo que suelen hacer los gobiernos, por grupo socioeconómico o variables de ese tipo.
Con todo, el 2021 tiene que ser mejor que el año que despedimos; y hay una serie de señales que así lo proyectan; pero necesitamos que el Estado garantice ciertas cosas para que esto funcione: mayor autonomía en la toma de decisiones, que se traduce en descentralización; confianza y credibilidad en las instituciones -cuestión que no es fácil-, apoyo al emprendimiento y menos letra chica por parte de la banca por ejemplo; para que de verdad podamos salir adelante. De lo contrario, seguiremos como estamos; tratando de sobrevivir ante un mercado que a veces, es más impersonal de lo que dice que es.