Columna de Opinión
Por Roberto Gaete , 24 de septiembre de 2021Avanzando hacia el 2030
En esta columna, María Prieto, la fundadora de Kombuchacha, nos invita a ver el vaso medio lleno de lo que hemos hecho en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Muchas veces, en el exigente y vertiginoso día a día, nos cuesta ver y valorar las buenas noticias y ponemos el énfasis en aquello que nos falta o en lo que fallamos como país. Lo cierto es que sí ocurren cosas de las cuales debemos enorgullecernos y una de ellas es cómo nos hemos comprometido con el desarrollo sostenible, que esperamos siempre llegue a ser regenerativo. Sin desconocer que existen importantes brechas; los datos indican que hoy estamos entre las 30 naciones que más avanzan hacia la sustentabilidad. La conclusión, que es parte del informe de desarrollo sostenible que hace seguimiento a los compromisos adquiridos ante Naciones Unidas para el 2030, nos sitúa en el segundo puesto a nivel continental, tras Canadá, y sobre otras grandes potencias como Australia.
Aquellos que prefieren ver el lado negativo de las cosas, pondrán en duda estos logros. Por eso nos parece clave revisar en qué hemos avanzado. En particular destaca nuestro progreso en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 1, reducción de la pobreza; en el 6, que refiere a agua limpia y saneamiento, y en el 7, vinculado a energía asequible y no contaminante ¿Cuáles son los parámetros? Por mencionar algunos: sólo un 0,2% de la población vive con menos de 3,2 dólares al día y más del 99% de la población utiliza por lo menos servicios básicos de agua potable. Como contrapartida, estamos al debe en otros frentes. La reducción de las desigualdades (ODS 10) y la vida de los ecosistemas terrestres (ODS 15), ambos ítems sumamente relevantes, son dos cuyo avance ha disminuido.
Más allá de los resultados concretos, quisimos tocar el tema en este espacio, pues estamos orgullosos de que, como nosotros, tantos emprendedores a lo largo de Chile estén siendo agentes activos a la hora de acercarnos a una forma de desarrollo más virtuosa social y ambientalmente. En particular Kombuchacha, cuando era sólo un sueño hace más de 3 años, trazó en su horizonte el establecerse en el sur, dar empleos permanentes en la zona, empoderar mujeres, vincularnos con las comunidades locales y, al mismo tiempo, cuidar la biodiversidad eligiendo sólo proveedores orgánicos, hasta conseguir nosotros mismos esa certificación. Qué bueno es ver que internacionalmente nuestro país es reconocido por sus esfuerzos y que además somos cada días más emprendimientos nacionales que incluyen visión y acción en pos de un futuro de acuerdo a las metas internacionales. Celebremos que detrás de estos logros está el trabajo y la convicción de tantos que queremos hacer las cosas bien y construir un mundo más afortunado.
No es fácil y tampoco, por cierto, es lo más rentable a corto plazo. Sin embargo, estamos convencidos de que es el único camino que debemos tomar y que todos aquellos que nos premian con su consumo saben valorar a las empresas que tomamos este sendero que es más inclinado, más duro, pero más satisfactorio también.
Lo importante ahora es que estos buenos resultados no nos frenen. Las metas que nos pusimos en 2015 y cuyo plazo vence en 2030 son ambiciosas y la idea no es sólo llegar, sino superar los compromisos adquiridos. La buena noticia es que de todos nosotros depende.