Columna de Opinión
Por Redacción , 21 de agosto de 2023 | 17:30El emprendimiento como un camino de vida
La fundadora de Kombuchacha, María Prieto, reflexiona en esta columna sobre el camino emprendedor que la llevó a crear esta bebida que cuida la salud de sus consumidores, productores y del planeta.
¿Es posible llevar los valores que te definen como persona y que movilizan todas tus acciones a un proyecto profesional? Desde mi perspectiva la respuesta es clara: sí.
Eso es justamente lo que he hecho al recorrer el hermoso, pero también desafiante, camino de emprender. Se trata de una entrega total, que requiere de convicción, coherencia, resiliencia y pasión, y que puede darte innumerables satisfacciones, pero también muchos retos.
Siempre supe que no seguiría el “camino convencional”, ese donde egresas, te empleas y vas desarrollándote desde una zona de confort segura, estable y cómoda.
Desde pequeña sentí especial interés por el cuidado del planeta y, de alguna y otra forma, sabía que tener un impacto real y dejar una huella positiva en el mundo no sería posible situándome en esa vereda y que tendría que construir desde cero para poner mi conocimiento, mi experiencia y mi esfuerzo en pos de algo que pudiera ser de impacto social y ambiental.
Kombuchacha es parte de mí y todo mi sello como mujer vive en cada botella que se elabora con amor en La Araucanía para llegar a miles de lugares de venta en Chile.
Y quizás la mejor forma de explicarlo es recordar que todo esto nació como una búsqueda por dar una mejor alimentación, más sana, nutritiva y revitalizante, a mis hijas.
Gracias a Kombuchacha, ese objetivo se ha expandido a cada chileno que nos premia con su consumo, logrando que hoy seamos líderes en esta categoría emergente. Esto refleja cómo mi motivación personal trascendió a mi empresa, llevando adelante cada tarea de la mano de un tremendo equipo humano que se ha unido a nosotros en este gran recorrido.
Así como a un hijo durante su crecimiento, he visto a Kombuchacha avanzar, tener aciertos, equivocarse y ponerse de pie muchas veces.
Y tal como en la historia de toda familia, tenemos hitos que nos han marcado especialmente. Alcanzar la certificación orgánica, siendo la primera kombucha en Chile en conseguirla, obtener la certificación ISO 22.000, estándar mundial en materia de calidad e inocuidad alimentaria, ser destacados dentro del ranking Merco como una de las 15 empresas de alimentos más responsables de Chile y la reciente alianza comercial con Kuntsmann, son algunos de los que celebramos con emoción y alegría.
Algo similar ocurre con esos momentos donde nos hemos atrevido a innovar, lanzando nuestro formato en lata, las variedades sin azúcar y nuevos sabores, siendo todas decisiones que han sido muy bien recibidas por nuestros clientes, siempre fieles a la marca.
Y tal como me preocupo de reforzar en mis hijas los principios que no deben transar, he velado porque Kombuchacha no olvide nunca sus valores.
En todos estos años nos hemos mantenido firmes en nuestro propósito de regenerar la salud del planeta y las personas, elaborando una bebida rica, refrescante, vital, 100% justa, 100% viva y 100% natural.
Y con ese lindo fin en el horizonte, generamos empleos no estacionales en la zona, empoderamos mujeres, nos vinculamos con las comunidades locales y protegemos la biodiversidad eligiendo sólo proveedores orgánicos.
Hoy me proyecto con optimismo frente a todos los desafíos que sin duda continuarán llegando, porque soy una convencida de la importancia de luchar por nuestros sueños y de que con esfuerzo, perseverancia y profesionalismo todo es posible.
Somos y seguiremos siendo una empresa y una visión de cambio, entregando a nuestro público un producto que busca hacer de este mundo un lugar más afortunado, mejorando las prácticas sociales y ambientales en toda la cadena, desde el campo hasta el consumidor.
Así, seguiremos avanzando en tener ese impacto que siempre soñé y que nos permitirá trascender con una huella positiva al pasar los años.