Actualidad
Por Claudia Vargas García , 10 de enero de 2022Primer banco ético de Latinoamérica podría abrir en 2023
Banca Ética ingresó en diciembre la solicitud para obtener la licencia bancaria en el mercado chileno ante la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), institución que regula el sistema bancario en Chile.
Durante cinco años, en Banca Ética Latinoamericana han trabajado para ayudar a empresas con impacto positivo a transformar la economía a través del uso consciente del dinero de una red global de inversionistas en constante crecimiento.
Por medio de la plataforma de inversiones Doble Impacto, creada inicialmente para Chile, ha impulsado, con un crédito a la medida de sus necesidades, a empresas y organizaciones que operan en las áreas de Educación y Cultura, Medio Ambiente y Desarrollo Social. Esto ha permitido aumentar el nivel de equidad y bienestar socio ambiental para las personas. Ya que han gestionado financiamiento por USD$ 58 millones destinados a empresas y organizaciones que generan impacto positivo.
Gerardo Wijnant, subgerente de Impacto de Doble Impacto (Banca Ética), señala que su modelo de negocio, basado en un análisis cuidadoso de impacto y riesgo, y la experiencia de sus profesionales en los sectores en los que opera, “permitió crecer en otros territorios y promover la transformación de la economía latinoamericana a través de oficinas de impacto en Brasil, Argentina y en Uruguay”.
Pero todo esto es una historia que recién comienza, ya que Banca Ética Latinoamericana, ha dado un paso importante para avanzar a otra etapa, con la reciente entrega, el pasado 21 de diciembre ante la Comisión para el Mercado Financiero (CMF)-institución que regula el sistema bancario en Chile- de la solicitud oficial de licencia bancaria en Chile.
De esta manera se inicia el camino para que Banca Ética sea el primer banco de su tipo en América Latina, lo que podría concretarse en 2023.
“Ser un banco de futuro en Chile, además de cumplir un sueño, expandirá nuestro poder de transformación y capilaridad local. Y demuestra que el sector financiero puede, y debe, ser transparente, ético y tener un impacto positivo en la sociedad y el planeta”, señala Wijnant.