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Por María Isabel Triviño , 7 de marzo de 2022La historia sin fin de la norma de calidad del agua del río Valdivia
Tras casi 17 años del inicio de este proceso, surgen molestias y cunde la suspicacia entre organizaciones. Conozca los argumentos de estos grupos y la defensa institucional de medio ambiente.
Hasta este 30 de marzo de 2022, el Ministerio del Medio Ambiente amplió el plazo para la elaboración de la norma secundaria de calidad del agua del río Valdivia.
Lo anterior, luego que organizaciones cuestionaran los cambios que la cartera realizó al anteproyecto, que ésta había presentado en el proceso de participación ciudadana y consulta indígena.
Esta norma para la cuenca del río Valdivia, que abarca los ríos Cruces, San Pedro y Calle Calle, y el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, comenzó a gestarse el 2005, tras el desastre ambiental provocado por la planta Valdivia de la empresa Celulosa Arauco y Constitución (Celco).
Como se recordará, lo anterior tuvo su origen en la contaminación del río Cruces que, según constataron investigaciones realizadas por científicos de la Universidad Austral de Chile, mostraban altas concentraciones de metales pesados, principalmente hierro, en el luchecillo del cual se alimentaban estas aves.
Ahora, cuando el proceso de esta norma se encuentra en sus últimas etapas, surgen inconvenientes debido a las modificaciones realizadas por el Ministerio del Medio Ambiente en cuanto a los químicos y metales pesados que serán monitoreados, ya que siete de esas sustancias fueron eliminadas y se elevó el límite permitido de otros 11. Entre estos últimos figuran hierro y sulfatos, principales elementos causantes de la muerte de los cisnes de cuello negro.
A ello se sumó la suspicacia generada entre estas organizaciones, ya que los cambios introducidos en el citado documento están en línea con los planteamientos expresados en una carta enviada por Celco a la ex ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, a mediados de septiembre de 2021.
Explicaciones
Ximena Rosales Neira, vocera del movimiento ciudadano Acción por los Cisnes, explicó a Diario Sostenible que, tras darse cuenta de los cambios de parámetros muchas organizaciones que son parte del Comité Operativo Ampliado enviaron una carta al ministro Javier Naranjo.
Señaló que en la misiva solicitan al secretario de Estado que les explique “cuál es la argumentación técnica que dio origen a estos cambios de parámetros y la salida de algunos elementos”.
Y acota que, si bien ellos no han tenido ningún tipo de respuesta, están al tanto que “sí se reunieron con las comunidades indígenas, porque era bastante impresentable que se les hiciera una consulta con un anteproyecto con ciertos parámetros y después en el definitivo vayan otros”, opinó.
Al respecto, la vocera enfatizó que no están solicitando empezar de cero, “sino que el anteproyecto que ya fue presentado y consultado, se vuelva a integrar”.
Explicó que “lo que es grave para Acción por los Cisnes es que se está faltando al objetivo de la norma secundaria de calidad de agua, que es prever que no existan temas de contaminación y mejorar la calidad del agua”, recordó Rosales.
Asimismo, mencionó que en el caso de los sulfatos, cuyo cálculo se hace con los promedios que la Dirección General de Aguas (DGA) tiene desde 1987 en adelante, el parámetro de este elemento ha sido tres y ahora con esta norma será 18. Y cuestionó la ausencia de elementos como el sodio, sustancia que es la primera que se modifica cuando hay contaminación, según indicó.
Además, en cuanto a la incidencia que pudiera haber tenido la carta enviada por Celco a la ex ministra Schmidt, pidiendo modificar parámetros, opinó que “eso es cuestionable y, probablemente, aquí la empresa ha estado presionando desde el año uno. No hay que olvidar el prontuario que tiene y, también, la vinculación de las autoridades con ella”, criticó la vocera de Acción por los Cisnes.
Desconfianza
En conversación con Diario Sostenible, el director ejecutivo del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile, Ignacio Rodríguez, mencionó que hay dos parámetros en particular –sulfato y hierro- que “es bastante atendible que exista desconfianza al respecto, ya que son precisamente esos dos los involucrados en el desastre ambiental de 2004”.
El ecotoxicólogo afirmó que “es muy relevante que se revise y se tenga muchas certezas acerca de cuáles son los niveles, sobre todo de hierro y sulfato. Es evidente que estos siempre van a estar en tela de juicio”, añadió.
Consultado sobre las consecuencias que este cambio en los límites de esas sustancias pudiera tener en ese ecosistema, sostuvo que “la respuesta más fácil; es decir, que no va a cumplir con los objetivos de la norma, que es conservar la calidad del agua y de la biodiversidad que contiene el río, sobre todo en la parte del río Cruces que es la más complicada”.
Pero acotó que la pregunta es cómo hacemos para que, considerando la forma en que se elaboran las normas, al fin podamos tener una.
“Estamos atrapados en que necesitamos una norma, la queremos ya, pero esta modificación de los datos complicó las confianzas que se tenían respecto del proceso”, subrayó Rodríguez.
Junto con enfatizar que les parece impresentable que “en este país nos demoremos 17 años en hacer una norma de calidad de agua”, dijo que desde el 2010 el río ha cambiado muchísimo y recalcó que “tampoco es el mismo río que empezamos a discutir el 2005, en que hubo una cierta recuperación luego del desastre ambiental”.
En este punto, el director ejecutivo del Centro de Humedales Río Cruces de la UACh lamentó que tienen una “gran ausencia de densidad de datos”, e insistió en que además de monitorear de manera automática y con datos abiertos, una forma de contar con esa información “es tener una norma, ya que esto permitiría tomar muestras cada mes en varias estaciones”, agregó el ecotoxicólogo.
Explicaciones
Consultado sobre los cambios realizados al proyecto tras el proceso de participación ciudadana y consulta indígena, el seremi del Medio Ambiente, Daniel Del Campo, afirmó a Diario Sostenible que la norma del río Valdivia está aún en elaboración, por lo que indicó “no existe una norma vigente ni regulación que se haya modificado”.
Explicó que en el desarrollo de este proceso, “es común que se generen modificaciones entre el anteproyecto y el proyecto definitivo, las cuales son sustentadas en antecedentes técnicos y los procesos de consulta ciudadana, y en este caso además de consulta indígena que se llevaron adelante en los últimos años”.
Del Campo precisó que tras las instancias de consulta, el ministerio analizó las observaciones formuladas, revisó los antecedentes contenidos en el expediente público de la norma, evaluó la nueva información de monitoreo de calidad de las aguas entregada por la DGA hasta el 2019 y trabajó en una propuesta de proyecto definitivo.
Además, el seremi del Medio Ambiente fue consultado sobre la carta que Celco mandó a la ex ministra del ramo.
Aseguró que los antecedentes relativos al proceso de dictación de la norma secundaria de calidad del agua de la cuenca del río Valdivia, “enviados por la empresa Celulosa Arauco y Constitución S.A., al igual que los documentos enviados por cualquier otra persona natural o jurídica interesada en la elaboración de la norma o por los órganos públicos, deben ser incorporados al expediente público de estos procesos”.